Por: Ps.Amilkar A. Brunal
Orientador Educativo
En principio considero que es importante diferenciar la
inclusión como proceso y como procedimiento. La integración se refiere
inicialmente al procedimiento de ingreso oficial y acogida que se
espera de una institución educativa hacia toda la comunidad en
general y a la población especifica objeto de inclusión en particular.
Por otra parte, la inclusión como proceso, busca la
integración social y pedagógica que pretende no solo incluir sino ante todo
integrar de manera funcional y afectiva, a todo tipo de población escolar generalmente
minoritaria y excluida en algún momento de su ciclo escolar por diferentes
motivos (Etnia, escolaridad, género, orientación sexual, procedencia geográfica
o condición social, etc). Para ello se necesita evidenciar No simplemente actitudes de tolerancia a las diferencias, se
necesita generar en las comunidades educativas, actitudes favorables, de
respeto y valoración a las diferencias sociales.
También se necesita implementar metodologías pedagógicas
apropiadas a las necesidades educativas diferenciales (N.E.D), generadas por
las situaciones experimentadas por los estudiantes y sus familias en su
trayectoria de vida. Pero ante todo creo que para que se desarrolle
adecuadamente este proceso, se necesita “Estar presente” en la vida en los
escolares (Presencia – Presente), que generalmente tienen como factor común, la
ausencia funcional de padres y cuidadores durante lapsos prolongados de tiempo
o lo que es aún más grave, la carencia de tiempo y/o presencia de calidad.
En el colegio Agustín
Fernández Sede D (En donde trabajo actualmente), se busca con vehemencia la
inclusión e integración de los estudiantes de ambos sexos extra edad con y sin
discapacidades o necesidades educativas diferenciales con edades comprendidas
entre 10 y 17 años aplicando un método denominado: Modificabildad Estructural
Cognitiva (M.E.C) que prioriza el desarrollo de procesos cognitivos, pero ante
todo se practica la “inclusión afectiva” , que se demuestra mediante el interés
genuino no simplemente en el “Rendimiento académico”, sino en la vida de los
estudiantes y sus familias.